I SUPPORT STREET ART / Entrevista Fasim. Enero, 2020. 

Entrevista por Estela Rojo

 

“El periodo conocido como street art ha terminado y estaríamos entrando en una nueva etapa.”

 

-Preséntese a nosotros. (incluya títulos, origen, ubicación, algunos datos básicos sobre usted)

Hola amigos y seguidores de ISSA, mi nombre es Germán Bel, pero se me conoce por Fasim, artista urbano y pintor autodidacta. Nací en la ciudad de Barcelona en 1972, en el periférico barrio de La Trinidad, al nordeste de la ciudad que linda con la montaña. En 1987 tuve la enorme suerte de poder conocer a Henry Chalfant por medio de unos amigos. Escribo, dibujo y pinto donde quiero desde que era un niño, soy uno de esos tipos raros que no dejaron de dibujar después de la escuela y continuaron en la calle (risas).

 

-¿De dónde viene su nombre de etiqueta?

Fasim es un nombre propio que proviene de la India, pero no lo comencé a escribir por ningún motivo, son letras que me gustaban y que se fueron agrupando, viene de una serie de variaciones que se remontan a mediados y finales de los años 80; Speaker / Fase-Speak / Fase / Fasim.

 

-¿Cómo empezó todo esto para ti, y qué es hoy en día?

Empezó como un juego cuando era niño, en la etapa escolar y cuando acabé el colegio ya era un escritor muy conocido, había progresado mucho y aparecía regularmente en los medios y en la televisión. El grafiti fue la manera de gritar y rebelarme contra todo y contra todos, la manera que elegí para canalizar mi rebeldía y me identifiqué automáticamente con los escritores de los barrios más pobres de Nueva York que como yo vivían en periferias. Me sedujo desde el primer día e hice de ello mi espada; «Ésta es la creatividad de los jóvenes bajo estrés», dijo Henry.

Yo estaba alucinado por la batalla que se estaba desarrollado en los vagones del Metropolitano de New York City (en esos días en su última etapa), por entonces en España no teníamos un conocimiento completo del juego, pero pudimos ilustrarnos gracias al libro de Craig Castleman y el trabajo de sus alumnos, el Nasty Stuff (titulado originalmente) y el Getting Up en la versión final publicada, y de manera mucho más gráfica y completa con el documental de Henry Chalfant y de Toni Silver: Style Wars.

Hoy este juego se ha convertido en una de las expresiones favoritas de todos los jóvenes a nivel mundial y ahora encuentras grafiti en cualquier rincón del planeta, hasta en las más pequeñas villas o pueblos, se ha extendido como la pólvora, es una vía de escape.

 

-El arte callejero ha tenido un gran impacto en la sociedad en los últimos años. Muchos artistas logran ponerse en el punto de mira y tratar de hacer una carrera de ello. ¿Qué opinas de esta evolución?

El movimiento que se inició en los años 90 ha pasado de ser un movimiento underground a englobarse dentro del arte contemporáneo y ser absorbido por el mercado financiero.

A mi entender, el periodo conocido como street art ha terminado y estaríamos entrando en una nueva etapa.

En todo este periodo se ha ido gestado un mercado que antes no existía, el movimiento se ha super-profesionalizado generando un gran negocio que ha atraído a todo tipo de creativos, permitiendo la entrada a un gran intrusismo por parte de; diseñadores gráficos, ilustradores, dibujantes de cómic, o incluso pintores contemporáneos. El street art se ha convertido en tendencia popular de masas y un gran porcentaje relacionado con las artes visuales está adoptando un perfil callejero, muchos sin tener ninguna relación con la calle por supuesto, es solo por mantener una pose y una estética. A veces es el mismo mercado el que lo exige (“queremos un toque callejero”) o directamente se apropia de las técnicas pictóricas en medianeras con pintores hiperrealistas al servicio de marcas comerciales que intentan aparentar una proximidad cool con la calle, pero no mantienen el mismo sentimiento, unos revindican y remueven conciencias con su arte y otros hacen negocio con la estética adoptada indebidamente (algo parecido ha ocurrido con el arte indígena mexicano; la firma de moda Carolina Herrera está acusada de plagio y de apropiación cultural, es un saqueo en toda regla que ha acabado en los tribunales, pero lo más interesante de la historia es que las artesanas mexicanas no han revelado el significado de sus elaboradas prendas, tal es la cosmogonía, pues aseguran que cada hilo cuenta una historia).

Es el fracaso del éxito.

El arte urbano no surgió para decorar las calles y edificios al servicio del capital, es un arte combativo, tiene un sentido social.

Son perfectamente conscientes en ferias y en galerías del desgaste; por ejemplo, Tina Ziegler, conservadora y directora de la feria Moniker, afirmaba recientemente en ArtNews que el street art está atravesando una «crisis de identidad”. También en la misma entrevista realizada por Naomi Rea se comenta que; “gobiernos locales de todo el mundo están integrando cada vez más proyectos con murales en sus ciudades como una forma de disuadir el grafiti ilegal.”

Y aunque el arte callejero ha tenido un gran impacto en la sociedad, los museos y el establishment aún consideran que es un arte marginal, lo siguen relacionando con vandalismo y no está ocupando el lugar que debería en los museos, hay una fuerte reticencia. Algunos creadores callejeros se han percatado y están adoptando un estilo más comercial e institucionalizado, como queriendo desprenderse de la etiqueta vandálica (cuando nunca lo fueron, pero el sistema lo percibe así). Es una gran contradicción, no se puede domesticar el movimiento, no somos el movimiento hippie que consiguieron disolverlo, es mucho más complejo. El sistema ama la cultura urbana, pero no a los artistas urbanos que se alzan desde la multitud para decir la suya, prefiere los artistas más comerciales, sin criterio.

Por otra parte en España se ha promocionado una imagen de élite muy negativa por un reducido grupo de; ilustradores y pseudo artistas, productoras sin muchos escrúpulos, galerías, instituciones, magazines y un público ajeno al movimiento muy desinformado que aplaudía sistemáticamente, cosa que ha sido muy perjudicial para el resto de la escena porque han actuado de pantalla monopolizadora y ese tipo de estrategias darán mucho dinero a unos pocos, pero hacen bastante daño y envían un mensaje erróneo a las generaciones más jóvenes.

Aunque nos lo presentan maquillado como lo nuevo, lo último, lo digital, lo moderno contra lo viejo… Pero en realidad, lo viejo es el mismo concepto de nuevo, siempre bajo el prefijo de neo, de neo-algo… Está súper dinamitado, es pura pirotecnia.

También se han abierto debates en redes y en prensa sobre el factor de gentrificación que generaran este tipo de operaciones.

 

-En todas las formas de arte, la inspiración es crucial. ¿Qué es lo que te inspira?

Todo lo que veo; unos desconchones en una pared, una combinación espontánea de colores en un grupo de carteles medio arrancados, una silla que he utilizado como paleta de colores y ahora es mi modelo (risas), el arte antiguo, las cráteras áticas, la arquitectura y la escultura egipcia, Baltasar Gracián, la isla de Elefantina con sus formas pareidólicas de elefantes la cual en época faraónica ya despertaba admiración sagrada, El Camarón de La Isla, Baudelaire, L.M. Panero… Incluso los políticos corruptos neo-liberales a los que tengo dedicados una serie.

Desde hace algunos años me inspira mucho el arte deteriorado o destruido; las esculturas que han sido brutalmente dañadas en el rostro o en el cuerpo, me sugieren aspectos metafóricos de nosotros mismos, de la humanidad, una suerte de materia entre la creación y la destrucción, que parecen definirnos crípticamente… También los murales deteriorados por el paso del tiempo que se ven incompletos y dan paso a otro tipo de lenguaje fragmentado, a un juego visual poético muy sugerente.

 

 

Jordi Arques © 2018, Alcoy. #fasim

 

 

-El arte callejero es sobre todo una forma de arte visualmente estimulante. Para darle un sentido más, ¿qué música elegirías para acompañar tu obra de arte?

Este álbum podría ser la banda sonora de algunas de mis pinturas recientes;

Ethnic Heritage Ensemble – Be Known – Ancient / Future / Music.

 

-¿Cuál es la parte más difícil mientras se trabaja en una obra de arte?

Pienso que el juicio del día después es lo que lo decide todo. A veces uno pinta algo por la noche muy orgulloso, se va a dormir y a la mañana siguiente cuando lo vuelve a ver no funciona, para mí esa es la parte más delicada, decidir si funciona, sino insisto nuevamente, muchas obras se quedan en espera por un tiempo indefinido y un día las acabo con resolución espontanea.

Cuando no puedo apartar la mirada de la obra quiere decir que me ha gustado y tengo que reconocer que es buena. Mantengo una relación con la obra muy especial durante algunos días una vez terminada, como un romance… Es difícil de relatar, pero es entonces cuando sé que la obra está bien, cuando no puedo apartar la mirada y el devaneo se me pasa cuando estoy inmerso en otra nueva.

Me gusta ser justo con esto, intento no mostrar nada de lo que no esté realmente orgulloso. Algunas obras surgen en unas horas, otras necesitan un par de jornadas, otras se resisten hasta años después y algunas necesitan desaparecer por el bien de la reputación de uno (risas). Cuando la cosa ha ido bien y salen cuadros buenos es una alegría enorme, me pongo muy contento, me siento útil.

 

 

21 Figures in a landscape, 65 cm x 65 cm. Acrylic on canvas, 2019 © Fasim Studio #fasim

 

 

-Cuéntanos sobre tu arte, ¿incluye simbolismos, mensajes o patrones repetidos?

Me gusta que cada cuadro sea una nueva aventura, un nuevo capítulo. No repito símbolos para ser reconocido por ellos, me indigna ver el mismo cuadro de un artista en diferentes lugares.

En mi obra insisto sobre algunos temas; las cabezas o retratos, las figuras y los paisajes, pero sobre todo los paisajes. También algunos arquetipos personales.

Insisto con algunos colores; amarillo, negro y blanco, pero muchas veces no me doy cuenta, algunas combinaciones de color son de cuando empezaba y no tenía mucho dinero para comprar pintura, me las tenía que ingeniar con pocos medios (aunque eso también me ponía a prueba), pensaba que, si no era capaz de crear obras con uno, dos o tres colores no era un pintor muy bueno (risas), un ejercicio que se ha convertido en costumbre supongo, aunque tengo muchos colores en el taller.

Para mí cada cuadro tiene la posibilidad de reflejar el misterio de todo lo que percibo de manera intuitiva y poética, algo así es lo que intento.

 

-¿Cuáles son las ciudades que más te inspiran?

Barcelona y París.

 

-Debes tener una gran colección de historias sobre pintura en las calles a lo largo de los años, ¿no es así? ¿Podrías compartir uno de ellos con nosotros?

Tengo muchos recuerdos buenos junto a algunos de los mejores artistas del movimiento, pero tengo uno grabado a fuego; era 1992, en el barrio de Saint Denis en París, en el estudio de Jonone y de los BadBC, el Hôpital éphémère, estaba durmiendo unos días en el viejo sofá cama del taller y una noche estaba Jon enseñándome una hermosa gran tela ovalada que le habían devuelto de un concurso de pintura y recuerdo verlo muy triste por no poder participar en la exposición, en esos días el arte urbano aún estaba muy mal considerado y no éramos bien recibidos por instituciones o galerías y generalmente todo lo relacionado con el grafiti creaba un automático rechazo.

Jon fue quién me inició realmente en la pintura, en esa temprana época yo estaba muy interesado por el grafiti, ya sabes, tenía la sangre caliente, yo le hablaba de escritores y de pieces, pero él me hablaba de pintores y de cuadros. Me enseñó en su casa libros de Jean-Michel Basquiat y de Rammellzee, de Miquel Barceló… Artistas que yo no conocía aún.

Fue un viaje iniciático, literalmente, me sumergí profundamente, algo muy potente había despertado en mi interior.

 

-¿Qué otras pasiones tienes aparte del arte?

Creo que todas mis pasiones giran en torno al arte; pintura, escultura, música, literatura, poesía, historia, arqueología, teatro, fotografía, cine, astronomía… Quizá la gastronomía, pero la incluyo en la lista anterior por ser madre de las artes y crisol de todas las civilizaciones.

 

 

Fasim Studio © 2020 #fasim

 

 

-¿Qué es lo primero que la gente piensa o siente cuando ve una de tus obras en la calle?

No lo sé, espero que la mayoría de personas reciba sensaciones positivas, de buena energía, aunque también hay algunas personas que se sienten molestas al ver mi trabajo. Mi pintura es diferente, la intención no es ser comprendido por todos; “pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser”, como dijo Khalil Gilbran.

No pretendo agradar, pinto porque quiero compartir alguna cosa que me inquieta y siento la pulsión de exteriorizarlo y compartirlo con el mundo, a mi manera.

Pretendo comunicarme con el grueso de la población mundial, conectar con el mundo sensible, con la gente que aprecia y protege el arte, la poesía, la música, la naturaleza y los animales… No es para los que tiran bombas, hacen las guerras o queman el Amazonas, aunque también, a veces me gustaría poder cambiar conciencias con mi arte, aunque parezca imposible o pueda parecer un poco inocente, pero nunca se sabe, uno puede ser alcanzado por un rayo transmutador en cualquier momento, también mirando una pintura.

Yo delante de cuadros del maestro Joan Miró decidí hacerme pintor, ocurre constantemente.

 

-Hoy en día la mayoría de los artistas también piensan en cómo el muro va a impactar a la gente en internet ¿Cómo piensas sobre el uso de los medios sociales en este campo? ¿Se está perdiendo parte de la esencia?

Las redes sociales son muy buenas para dar a conocer tu trabajo, pero no debe condicionar tu creatividad, me explico; en pintura debe uno ser sincero consigo mismo, pintar según su criterio y no influenciado por una tendencia, por la moda o por el número de likes. Es mi manera de ver las cosas, si hoy es tendencia pintar flamingos soy consciente de que si los incluyera en mi trabajo mi popularidad aumentaría en redes y quizá también aumentarían las ventas o se multiplicarían las invitaciones a festivales, pero yo empecé a pintar por otros motivos.

“La pintura no está hecha para decorar apartamentos. Es un instrumento de guerra ofensiva y defensiva contra el enemigo”, sentenciaba Picasso.

He visto pintores en Instagram que me interesan muchísimo y que tienen muy pocos likes, no determina nada, una obra no se puede valorar por el número de likes.

La pintura es un arte raro y misterioso; la buena pintura es profunda… oscura, gusta menos al público, en cambio la pintura más evidente, circense o efectista genera mayor aceptación, ha sido así desde siempre, aunque después se valore tardíamente y se acabe reconociendo lo que anteriormente se despreció, como el caso de Manet o de Van Gogh, por poner dos ejemplos muy prácticos.

Los no iniciados en pintura deben aprender a mirar, a ver, a educar la mirada (como dice sabiamente Soledad Lorenzo). No se ha perdido criterio entre la población, es que la población no tiene un gran criterio formado sobre arte, es una asignatura pendiente. Hoy en general predomina lo evidente, impera un estilo de arte institucionalizado que no requiere de un gran esfuerzo de comprensión y que agrada a todos los públicos, como el Balloon Dog de Jeff Koons.

Para mí la esencia sigue intacta en el grafiti que se sigue haciendo en los trenes, sigue vivo en ese espíritu y en artistas que siguen haciendo lo suyo de manera ilegal sin importarles demasiado si su trabajo es lo suficientemente cool como para salir en la revista X o para entrar en la galería Z.

 

-¿Tienes algún secreto que quieras compartir con nosotros?  

Te voy a contar una anécdota que no he contado nunca y me parece divertido hacerlo aquí; una vez en los años 90 viajamos Mónica C. y yo hasta el Museo Salvador Dalí en Figueres, desde la mañana temprana, previamente habíamos tomado ácido, muy bien vestidos y enfundados en gafas de sol negras nos introdujimos de la mano en el museo como un par de niños entrando por la madriguera de Alicia. Fue una de las experiencias más alucinantes y místicas que he tenido dentro de un museo, estuvimos unas seis horas dentro, habíamos viajado a las entrañas mismas del surrealismo.

Cuando salimos ya era de noche… uno de los sitios predilectos del día fue el patio con el Taxi lluvioso (que es el elemento central del antiguo patio de butacas del Teatro Municipal de Figueres). También en el mismo espacio nos hechizaban las formas de las rocas de Antoni Pitxot en colaboración con Dalí (los cuatro «monstruos grotescos»). Son monstruos-fuentes a la manera de los manieristas italianos, realizados con acumulaciones de piedras, cajones, troncos de árbol, un esqueleto de una ballena, caracolas y conchas.

 Una cosa que nos pareció realmente surreal fue que el lavabo estaba al lado de la puerta que lleva a la tumba de Salvador Dalí. Uno se distrae, se equivoca de puerta y acaba dentro de la cripta, nos encantaron esos detalles, los valorábamos muchísimo (risas), de igual factura que la fuente de Marcel Duchamp.

Dalí decía que las rocas de la playa de Sa Conca en Cadaqués ya configuraban por sí solas múltiples batallas: «Cuando las rocas despiertas de cuatro mil años de soñar, las ensordece el estrépito de una batalla en cada mano».

 

-¿Tienes un proyecto salvaje que sueñas realizar algún día?

Exponer en el Jau de Paume en París.

 

 

Fasim Studio © 2020 #fasim

 

 

-Cuéntanos sobre tus planes para el 2019

Mi plan siempre es encerrarme en el taller (risas). Es mi refugio, es allí donde quiero estar todo el tiempo, como Rembrandt. He acabado algunas cosas que tenía pendientes y me estoy direccionando hacia una nueva colección de pinturas con una técnica cercana al cut-up, también al collage, al estilo del cadáver exquisito, imágenes de uso cotidiano, también con temas mitológicos mezclados o cualquier cosa que caiga en mi mano. Ya había empezado el año pasado y no lo he podido desarrollar bien. También en el IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno) de Alcoy realicé mi primera conferencia pública a finales de octubre pasado, donde relaté algunas curiosidades del grafiti y de las inscripciones en el mundo antiguo y algunas más de cómo nos fuimos iniciando en la pintura desde el paleolítico pasando por Egipto, Grecia y Roma. Estoy muy feliz porque compartí conferencia con Fernando Figueroa, conocido escritor sobre el movimiento del grafiti y del arte urbano en España que escribió recientemente el prólogo para la nueva edición del histórico libro Getting Up de Craig Castleman y eso me animó mucho a prepararlo con muchas ganas.

 

-¿Hay algún pensamiento o mensaje específico que le gustaría transmitir a nuestra audiencia?

Soy el rey de mis zapatos.

Las culturas nos unen, las banderas nos enfrentan.

 

¡Gracias! Ha sido fantástico conocer más sobre la mente y la persona que hay detrás de tan talentosas e inspiradoras obras.

Gracias a vosotros por la oportunidad de poder expresarme y compartir mi arte en vuestra casa.

Todo lo mejor familia, hacéis una gran labor.

 

«Yo apoyo el arte callejero».

@i_support_street_art