El pasado día 22 de febrero se celebró la exposición ‘Evreka‘ ( Curada por Fran Picazo ) del dúo de pintores de arte urbano @pichiavo en el ‘Centre del Carme’ de Valencia donde se presentaron en el interior obras sobre lienzo y se pintó legalmente el exterior del recinto, previamente concertado, con graffiti original; tags y throw-ups clásicos de la mano del valenciano grupo TFK y a partir de ahí se desató una tormenta acusatoria.
La prensa atacó con furia y duras críticas abordando la estética ilegal de la decoración exterior con el graffiti sintiéndose realmente ofendidos. El partido político UGT, la Unión General de Trabajadores, una organización sindical obrera española llegará a denunciar la intervención de PichiAvo en el claustro.
PichiAvo defienden que es un homenaje al graffiti puro, con aerosoles de colores plata, negro y blanco, representativos de la versión más genuina de esta técnica. Por el contrario, UGT alude a la protección especial que debe regir la intervención en este tipo de espacios y también al hecho de que el Centro del Carmen fue rehabilitado con fondos del Ministerio de Cultura y la Unión Europea. «Los hechos que se denuncian no pueden tener la consideración de expresión artística o cultural». ABC Cultural
La cuestión; si se hubiese decorado el exterior con dibujos nadie hubiera dicho nada, al contrario hubiesen aplaudido, la estética del graffiti es lo que ha irritado en este caso. Argumentaron que el patio sufría deterioro y algunas otras argumentaciones en la misma línea.
Hace unos meses escribíamos algunos veteranos escritores de graffiti en la revista Tramontana unos textos a modo de homenaje a Henry Chalfant con motivo de la exposición; ‘Art is not a crime, 1977-1987’ y me preguntaba cómo habíamos llegado a este momento de criminalización con el arte del juego de la escritura que reinventaron los niños de Nueva York a modo de diversión, la cual fue una etapa sorprendentemente creativa y que dio paso a las manifestaciones posteriores; al arte urbano y al renombrado como street art.
Es por esta y por algunas otras razones más que decidí apoyar el evento y solidarizarme.
Hace poco leí que en la antigua Roma no era ilegal escribir tu nombre públicamente por todas partes y estaba todo lleno de inscripciones, no estaba considerado un crimen, la idea no había ocurrido aún. Parece que el escribir graffiti o el inscribir signos de existencia es una constante en nuestra especie, una manía que parte desde las mismas cuevas con las manos pintadas.
El concepto del ‘i was here’ ya existía desde el paleolítico en Altamira, Lascaux o en la Cueva de las Manos.
La moral y la industria están abiertas al producto amaestrado del arte urbano pero cerradas a la esencia y a la estética del graffiti. Porque en definitiva se trata de eso, es un problema de estética que refleja a una sociedad muy preocupada con la imagen externa pero vacía de contenido, pero eso es más un defecto que una virtud.
ART IS NOT A CRIME!
Germán Bel / Fasim* / 156allstarz / The Death Squad
8/3/2019